La industria editorial mexicana se hace presente, como todos los años, en esta cuadragésima cuarta Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la de mayor tradición entre las ferias de libro en nuestra capital y nuestro país.
Los editores afiliados a esta Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, CANIEM, acudimos con el mismo entusiasmo de la primera vez. Y con la emoción, diríamos, de volver al formato presencial, después de dos años tan difíciles de pandemia.
De entrada, nuestra solidaridad con quienes la han padecido directamente o en sus allegados, en particular, con los miembros de cada eslabón de la cadena del libro y de cada aula, laboratorio, seminario de nuestra comunidad científica y cultural, por el valor mostrado a la hora de sobreponernos de los estragos sufridos en todos los órdenes.
En verdad, nos honra acudir, una vez más, al llamado de nuestra Universidad Nacional Autónoma de México, a través de su Facultad de Ingeniería, de la que por cierto tengo el privilegio de ser egresado. De allí el orgullo que, además, les manifiesto, por formar parte del Comité Organizador y como vicepresidente de la Feria de este esfuerzo. La CANIEM, como gremio, también participa como coorganizadora de la Feria.
Y es desde esta condición que sus directivos podemos dar testimonio de la energía desplegada por cada uno de los editores participantes, para salir de nuevo como expositores, a la actividad presencial.
También debemos reconocer el compromiso de los centenares de autores, académicos y comunicadores que reanudan ahora su aportación al diálogo y al debate de las ideas, en más de cien actividades promocionales de la lectura.
Esta fiesta del libro y la lectura será también una muestra de la vocación de los lectores por la convivencia, por la conversación culta e informada, por el intercambio de experiencias lectoras, por el contacto personal y directo de lectores activos, con autores y editores, críticos y promotores. Todo esto es una feria del libro; y ésta ha sido la tradición viva de esta gran Feria de Minería.
De hecho, las ferias son, juntos con las librerías, parte fundamental del ecosistema del libro. Y sí: aportan oxígeno puro para la recuperación de la vida cultural y para permitir a la industria editorial llevar la creación del intelecto de miles de autores a millones de lectores. Libro y Universidad son realidades inseparables, como lo sabe la UNAM y lo comprueba esta feria. Y también como lo sabe la industria editorial mexicana, fuertemente vinculada a la educación, desde la enseñanza básica hasta la universitaria.
La Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, al realizarse en el primer trimestre de cada año, se ha convertido también en un foro privilegiado para discutir los retos previsibles, en los meses y años por venir, para la educación y la cultura. Después de dos años de crisis sanitaria y confinamiento, nos comenzamos a recuperar. Sin embargo, se ven nuevos nubarrones en el futuro inmediato.
La industria editorial ha venido trabajando desde hace 25 años, conjuntamente con las autoridades educativas, en un exitoso programa para dotar de libros de texto a los estudiantes de secundaria. En particular, han sido 28 editoriales, pequeñas, medianas y grandes, legalmente establecidas en México, que generan miles de empleos directos e indirectos y que pagan puntualmente sus impuestos en México.
El programa de secundaria ha sido reconocido a nivel internacional porque brinda a los profesores de secundaria la posibilidad de elegir, de entre varios libros que han sido previamente aprobados por la autoridad educativa para cada materia, el libro que más se apegue a sus necesidades, con total trasparencia. Las editoriales producimos, con la ayuda de especialistas profesionales en diferentes campos del conocimiento, recursos académicos probados internacionalmente, para apoyar a los maestros a elevar los niveles educativos en las aulas.
Estudios internacionales muestran que los mejores resultados educativos se logran cuando editores, autoridades y maestros trabajan de manera conjunta. Ese ha sido el caso hasta ahora, pues hemos mantenido una colaboración impecable con la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos y con la Secretaría de Educación Pública.
Por ello nos desconcierta ahora el silencio de la autoridad en torno al futuro del programa de secundaria, junto con los rumores de que, al contario de lo que sucede en la mayoría de los países del mundo, se desarrolla un libro de texto único, que al parecer será producido directamente por la SEP, excluyendo a la industria editorial. La industria editorial está, como siempre, en plena disposición para dialogar y encontrar las mejores soluciones para los graves rezagos educativos que enfrentamos, en especial como consecuencia de la pandemia. Estoy seguro de que, a través del diálogo, podremos encontrar los caminos que nos lleven a un mejor futuro, en beneficio de millones de estudiantes.
Para terminar, quiero hacer público mi reconocimiento al Dr. Enrique Graue. Señor Rector, durante su gestión ha logrado no solo mantener el buen nombre de nuestra máxima casa de estudios, sino que ha acrecentado su prestigio. Estoy convencido de que la comunidad universitaria lo sabrá reconocer hoy y siempre.
Felicidades al Licenciado Fernando Macotela y a todo su equipo, por la eficiente organización de este importante evento. Lo dicho: La fil de Minería es una tradición consolidada en la oferta cultural de nuestra ciudad. Y seguro serán los lectores quienes, con su presencia aquí, en estos días, harán de esta Cuadragésima Cuarta edición de la Feria Internacional del Libro de Minería, una vez más, una brillante y memorable fiesta de la cultura.