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Por Hugo Setzer, presidente de la caniem y expresidente de la Unión Internacional de Editores. Twitter: @HugoSetzer.
Texto publicado por El Universal en su suplemento Confabulario el pasado 24 de marzo de 2024.

Comenzaba un artículo previo diciendo que nuestros autores y autoras no son únicamente los principales aliados, socios y cómplices de los editores, sino la razón de ser de la industria editorial.

Después del placer de entrevistar a una brillante y encantadora autora literaria, Christel Guczka, tengo ahora el gusto de conversar con una maravillosa autora de obras científicas, la Dra. Fayne Esquivel. Mi intención es la de intentar descubrir las similitudes y las diferencias entre una actividad y otra.

Fayne Esquivel obtuvo los grados de licenciatura, maestría y doctorado en la Facultad de Psicología de la UNAM, donde ha sido docente por más de 45 años. Ha sido directora de más de 60 tesis de licenciatura y 25 de maestría.

Ha escrito numerosos artículos para varias revistas científicas nacionales e internacionales. Es también autora y coautora de siete libros con la editorial Manual Moderno. El libro Psicodiagnóstico clínico del niño, ha sido un valioso texto para apoyar en la formación de miles de estudiantes de psicología a lo largo de 30 años.

Fayne me recibe para esta entrevista con la cálida sonrisa y la mirada lúcida y gentil que la caracterizan.

“Cuando tienes un día colmado de múltiples actividades, dar clases, atender correos y llamadas, tienes que llevar una disciplina para poder escribir. En mi caso, escribo todos los días, entre 5 y 8 de la mañana, acompañada de una buena taza de café.”

“En realidad nunca pensé en ser escritora. Se fue dando como parte de mi profesión y mi vocación como maestra y, adicionalmente, se me da eso de la redacción. Cuando comencé a trabajar de tiempo completo en la Facultad de Psicología, ‘me pusieron a escribir’. Las autoridades de la Facultad de Psicología se percataron de que había poco publicado sobre niños, por lo que me pidieron que escribiera sobre ello. Los textos tenían que ser muy claros, muy didácticos, como mis clases.”

Al igual que mi primera autora entrevistada, Christel, Fayne me cuenta sobre su experiencia con el proceso creativo:

“No es fácil enfrentarte a la hoja en blanco. Tienes que pensar lo que quieres escribir. No es que la inspiración llegue de pronto así de la nada. Escribir requiere de mucho trabajo, se necesitan cuantiosas horas de investigación. Ya que tengo algo escrito, lo comienzo a socializar. Le pido a mis alumnos y a otras personas que me ayuden a leer en voz alta mis textos y, de esa forma, voy afinando el estilo y me doy cuenta si hace falta agregar o quitar algo.”

Después de haber dirigido innumerables tesis de licenciatura y maestría, Fayne hace una reflexión sobre la capacidad lectora de los alumnos:

“Hay un problema con nuestro sistema educativo. Como profesora universitaria, me doy cuenta de que los estudiantes no leen y, por consecuencia, no saben poner sus ideas por escrito. La mayoría de los textos que reviso están muy mal redactados.”

Los datos más recientes de la prueba pisa (programa para la evaluación internacional de los estudiantes) no la desmienten. En comprensión lectora, en México aparecemos en un nada honroso lugar, casi al final de la tabla, con 415 puntos, cuando el promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, ocde, logra 475 y los más altos 515 puntos.

Además, de acuerdo con un estudio reciente de la Universidad Iberoamericana, durante la pandemia la proporción de alumnos de primaria en México en nivel insuficiente en lenguaje y comunicación, subió de 49.1 a 70.2 por ciento. Ese solo dato debió haber encendido todas las alertas para emprender acciones urgentes, pero no pasó nada. Seguimos viendo más hacia el pasado que hacia el futuro.

Como nuestras autoridades educativas no han hecho una evaluación formal del rezago educativo causado por el cierre de escuelas más prolongado en el mundo durante la pandemia, y como no se están llevando a cabo medidas para subsanar estas carencias, lamentablemente Fayne no recibirá en el futuro alumnos mejor preparados, sino más bien peor.

De la misma forma que Christel, Fayne afirma que el arte de la escritura evoluciona conforme se va practicando:

“Hoy me doy cuenta de que lo que escribo en la actualidad es muy diferente de lo que escribía hace 30 años. Me da vergüenza cuando vuelvo a leer mis primeros manuscritos.”

Fayne me cuenta también sobre su relación con las editoriales:

“Me encanta trabajar con mi editorial, porque agrega mucho valor a lo que escribo. No es lo mismo que con la autopublicación. La editorial me ayuda a mejorar el estilo, se hace cargo del diseño, hace estudios de mercado y difunde mis libros, de carácter académico, de texto, en las universidades, en México, América Latina y España.”

Fue para mí un privilegio y verdadero placer, como siempre lo es con Fayne, haber sostenido esta larga e inspiradora charla con ella. Me dejó motivado, convencido del trabajo que hacemos los editores para llevar la creación intelectual de miles de autores a millones de lectores. Me siento orgulloso de mi oficio de editor. Gracias Fayne.

Fuente: Confabulario

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