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En 1924, el Palacio de Minería abrió sus puertas a una Feria del Libro por primera vez en México, impulsada por José Vasconcelos y “concebida con el propósito de fomentar la lectura y el interés de los editores extranjeros, además de alentar el arte de la imprenta”. Desde entonces, en el país han aparecido y desaparecido muchas ferias del libro, algunas más grandes que otras, pero todas con el mismo propósito de hacer llegar los libros a la población mexicana.

Si bien la historia de las ferias del libro es mucho más antigua que la del Boletín Editores, desde su aparición éste ha cumplido con la misión de “reflejar la intensa vida industrial, comercial y cultural del mundo editorial”, y las ferias del libro son el mejor ejemplo (y lugar) de esa intensa vida editorial. Así, desde el primer número del Boletín Editores, en septiembre de 1990, hace ya casi 32 años, comenzó una fuerte labor informativa en relación con las ferias de libros nacionales.

En las páginas del Boletín Editores se ha dado cuenta de innumerables ferias de todo tipo: internacionales, nacionales, estatales y muchas otras especializadas. Desde 1990 se han cubierto 32 ediciones de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería y de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt; las 21 ediciones de la Feria Internacional del Libro del Zócalo, y muchas otras ediciones de ferias que han desaparecido o que se realizan intermitentemente, como la Feria Metropolitana del Libro, la feria permanente “Un Paseo por los Libros”, la Feria del Libro Científico y Técnico, el Gran Remate de Libros y muchas otras más.

La labor de comunicar a los agremiados todo lo relativo a estos eventos no se limita a compartir la convocatoria o los carteles, sino que este órgano informativo acompaña a los interesados a lo largo de todo el proceso que empieza, sí, con una convocatoria, pero en comunicación con otras áreas se informa también sobre fechas, costos y requisitos; durante las ferias se suele reportar acerca de las actividades de mayor interés para los afiliados y, cuando las ferias concluyen, también se da un panorama con cifras acerca del alcance de estas fiestas de los libros.

Es así como, desde este medio de difusión interna para los afiliados, se busca alentar a editores, autores, libreros y todos los involucrados en la cadena editorial para que se interesen y participen en todas las ferias para promover el hábito de la lectura y el gusto por los libros, de modo que se enriquezca el panorama editorial, que es motor del desarrollo cultural y educativo del país.