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Hace unos meses, el Consorcio de Libros Accesibles (ABC) de la OMPI puso en marcha un curso en línea que abarca temas clave de accesibilidad que deben tenerse en cuenta en el ámbito de la edición. El curso se diseñó para editores, pero también estuvo dirigido a un público más amplio interesado en comprender conceptos de alto nivel relacionados con la publicación accesible.

Una publicación accesible es aquella que está muy bien estructurada, ofrece opciones de navegación efectivas, es legible por motores de texto a voz e incluye descripciones textuales para imágenes. Estas características esenciales de accesibilidad no sólo garantizan que todas las personas, independientemente de sus habilidades, puedan leer el contenido: también contribuyen a crear un producto fundamentalmente mejor, lo que conduce a una mayor satisfacción del cliente.

Está claro que la adopción de las mejores prácticas para la accesibilidad hoy en día puede servir para mejorar los libros electrónicos y otras publicaciones digitales, abrir puertas a nuevos mercados, fortalecer la reputación de las empresas y garantizar que el editor cumpla con eventuales regulaciones en este tema. Pero aún falta entender qué significa exactamente la publicación accesible a nivel práctico y cómo se puede implementar de manera optimizada para minimizar los costos y maximizar el impacto.

Otro ejemplo de foros en los que se discute este tema fue el Seminario “Edición accesible para personas con dificultades para acceder al texto impreso: una perspectiva desde América Latina”, realizado en la edición pasada de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en el que participó el Ing. Hugo Setzer, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana. Ahí se discutieron las estrategias que han implementado las editoriales para producir más material de lectura dirigido a personas con discapacidad visual, en las que consideraron que para trazar estas medias deben contemplarse principios básicos que garanticen el acceso a todas las personas.

Actividades como las mencionadas se orientan a que cada vez más editoriales se comprometan con la edición accesible, pues como afirmó la presidenta de la organización Discapacitados Visuales, Camerina A. Robles, “Es un desafío convencer a las editoriales y a todas y todos los actores involucrados para buscar el derecho al acceso a la información para las personas con discapacidad. Lo vivimos todos; unos en alemán, otros en inglés, otros en español; unos en el campo y otros en la ciudad; pero particularmente como personas ciegas padecemos de lo mismo: el derecho al acceso a la información no siempre es como pensamos, nos falta mucho”.

La responsabilidad ética de producir libros accesibles también es un punto destacado de este tema, pues un enfoque inclusivo de las publicaciones tiene implicaciones para la reputación que pueden beneficiar enormemente a los editores. Desde una perspectiva jurídica, la edición accesible se está convirtiendo en un requisito central en el ecosistema editorial; los editores están cada vez más sujetos a legislaciones nuevas en todo el mundo y que están estableciendo nuevos estándares de accesibilidad.

“El Consorcio de Libros Accesibles es el ejemplo perfecto de una estructura de partes interesadas que reúne a diferentes comunidades para lograr progresos que no se podrían lograr trabajando en solitario”, precisó en el foro Camerina A. Robles para Editores.